Maye Lyn V

Escritor Firmado

5 Historias de Maye Lyn V

La aprendiz del Magnate

La aprendiz del Magnate

15k Vistas · Completado · Maye Lyn V
Se detiene frente a mí otra vez, mi voz se apaga.
—Es bueno, te haré una oferta —me dice y hace una pausa que me mata.
—¿Oferta? —pregunto y mi voz sale débil, confundida.
—Sí, si tus bragas no están mojadas, haré el proyecto —responde y sus ojos bajan por mi cuerpo un segundo antes de volver a mi cara.
—No están mojadas —le digo y mi voz tiembla delatándome.
Él ladea la cabeza, una sonrisa lenta, peligrosa, aparece en su cara.

Sienna Belmont anhelaba el poder, pero un rechazo laboral la entrega a Kieran, un magnate que la convierte en su asistente... y en su juego más perverso.

Bajo su dominio, intercambia libros por encaje, libertad por sumisión, mientras el lujo y los castigos la envuelven. Pero cuando otros hombres la desean, los celos de Kieran incendian su obsesión: azotes, ataduras y una humillación que la fractura frente al espejo. Criticada por su madre y acosada por su pasado, Sienna oscila entre la nostalgia de su vida anterior y el vértigo de placer en su rendición.

¿Hasta qué límites cruzará por su Amo? ¿O el collar que la marca es solo el inicio de su pérdida?
La Esposa Abandonada

La Esposa Abandonada

8.6k Vistas · Completado · Maye Lyn V
Alice y Robert pertenecían a familias importantes, aunque se conocían desde niños, no se volvieron a ver hasta que se enteraron de que estaban comprometidos. Robert se negó a casarse con ella, ya que ni la amaba ni la conocía.
Cuando Alice se enteró que Robert no quería ese matrimonio, se sintió aliviada, ya que ella tampoco quería casarse con él y amaba a otro hombre, por lo que apeló a sus padres para que anularan el compromiso, pero se negaron, ya que si se negaban pareciera que ellos eran más importantes y poderosos, por lo que los Taylor tuvieron que cumplir con ese compromiso.
Todo siguió su curso hasta el día de la boda y una vez celebrada, Robert descargó su ira contra la joven Alice por obligarlo a casarse con ella y no negarse como él lo hizo.
Pero Alice intenta explicarle que ella tampoco quería casarse con él, e incluso le confiesa que ama a otra persona. Más esas palabras solo hacen enojar a Robert, creyendo en todo momento que Alice se siente superior a él y por eso le exige que le diga quién es el hombre que ama, pero Alice no puede decirle eso, porque es el mejor amigo de Robert. Jared Sinclair
Nota: Esta novela puede contener material sensible, es recomendable leerla con precaución. No continúes si te parece desagradable o muy fuerte. Estas advertido.
Volver a ser tuya

Volver a ser tuya

2.1k Vistas · En curso · Maye Lyn V
—¿Mi esposa? ¿Dónde está? —pregunta Nathan.

—Aquí —responde Tessa—. Y ya no soy tu esposa… ni tu secretaria.

Tras una entrevista para Aether, Tessa terminó casándose con el implacable CEO, Nathan Martins. El matrimonio se agrietó entre ausencias, un duelo que él no supo abrazar y una traición que la expulsó de su propia casa. Años después del divorcio, un accidente borra los recuerdos de Nathan: despierta buscándola como si el pasado no existiera, confundiendo el anillo con la credencial.
Para él, Tessa es la única certeza; para ella, él es la suma de heridas que aprendió a no tocar. Entre salas de juntas, titulares y un secreto que aún arde, Tessa debe decidir si protege lo que reconstruyó sin él o arriesga el corazón por un hombre que lleva su mismo rostro… pero no recuerda por qué la perdió. Volver a ser tuya: una segunda oportunidad donde el perdón no es olvido, y el amor exige elegir con los ojos abiertos.
La Esposa que no Amo: Una madre para mi hijo

La Esposa que no Amo: Una madre para mi hijo

3.8k Vistas · Completado · Maye Lyn V
—¿Aceptas a esta mujer como tu legítima esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?
—Sí.
Tras la afirmación, se inclinó hacia ella, su rostro a centímetros del suyo retiró el velo, quedando expuesto el rostro de Chiara. Mientras tocaba suavemente su mejilla, su mirada recorrió su rostro y luego su cuerpo, como si estuviera evaluándola.
Luego, se inclinó aún más, su aliento cálido en su oído.
Ella se puso muy nerviosa, esperando el beso que recibiría de su, ahora, esposo. Pero este parecía antes querer decirle algo.
—Solo para que quede claro—susurró con una voz baja, pero cargada de una frialdad cortante, estremeciendo completamente el cuerpo de Chiara por la sorpresa de esa voz fría—eres completamente insignificante para mí.
Ella cerró los ojos por un momento, asimilando sus palabras. Cuando los abrió de nuevo, las lágrimas salían de sus ojos, buscando algo en el rostro de su esposo, pero solo había una expresión fría y aquella mirada dura que él le daba.
—Yo…—Se había quedado sin hablar, recibiendo aquellas palabras carentes de todo en lugar del beso—. ¿Qué se supone que significa eso? —había hecho todo lo posible porque las palabras salieran claras de su boca.
—Ya estamos casados, eso fue lo que se me pidió. Tú tienes un esposo y yo sigo a cargo de mi empresa. —Las palabras resonaron en la iglesia como un eco de hielo. La novia estaba paralizada por la humillación mientras él se alejaba de ella con determinación. Pero justo cuando parecía que la ceremonia seguiría su curso, la puerta de la iglesia se abrió de golpe cuando Davide solo se había alejado unos metros de la novia.
Doble tentación: Entre el mujeriego y mi hermano

Doble tentación: Entre el mujeriego y mi hermano

1k Vistas · En curso · Maye Lyn V
Trish esta en una encrucijada, atrapada entre el deseo prohibido hacia su hermano y el mujeriego que la acorrala cada vez que puede.
Si tiene que pecar, ¿con cuál de los dos se irá al infierno?
—¡Espera, espera! ¡Nico!
—¿A dónde crees que vas? —digo, golpeando su culo.
—Nico, en serio, tengo que irme —protesta, pero su resistencia es débil.
Empiezo a besarla y a quitarle la ropa, mis manos recorriendo su cuerpo con familiaridad. Ella toca mi cabeza y juega con mi cabello mientras yo me hundo entre sus senos, escuchando los suaves sonidos que escapan de su boca.
—Nico... —gime, su voz llena de deseo.
Voy bajando por su vientre, mis manos separando sus muslos con facilidad. Ella dice que tiene que volver al trabajo, pero yo la interrumpo. Su voz me pide que la convenza, porque ella también desea quedarse.
—Yo también tengo que trabajar —murmuro, mi voz ronca—. Pero no en otra cosa ahora mismo, solo en ti. ¿Qué importa el trabajo? Sigue siendo nuestra hora del almuerzo, Trish. Y nos toca el postre.
Ella se gira y corre hacia un lado de la cama, pero mi cuerpo la encuentra rápidamente. Me subo sobre su vientre, mis manos encontrando sus senos mientras la mantengo firmemente bajo mi control.
—Nico, por favor... —susurra, su respiración acelerada, pero sus caderas se mueven debajo de mí, buscando con desespero mi pene—. Tengo que…—llevo un dedo hasta su boca y ella lo muerde, humedeciéndolo con su lengua.
—Mira cómo nos juntamos —digo, mi voz cargada de deseo mientras ella mira hacia abajo y ve cómo nuestros cuerpos están a punto de unirse—. Parece que no podemos separarnos, Trish…. No ahora.

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