Capítulo 3: Loquito Del Centro
Andy miró con la boca abierta el cuerpo tendido de Leo en el suelo y después posó sus incrédulos ojos en el gigantesco hombre que apareció de la nada.
—¡Lo has matado! —Exclamó llevándose las manos a las mejillas. —¡Lo mataste de un golpe!
—Todavía escucho su corazón latir. —Respondió con normalidad. —¿Por qué estabas con este tipejo cuando solo me perteneces a mí? —Andy esta vez carcajeó como si estuviera loca.
—¿Y a ti qué te importa? —La incredulidad pasó a rabia. —No puedes venir aquí de repente a golpear a mi amigo y decir que soy tuya porque no lo soy.
—¿Los amigos se besan en la boca? —Ella no comprendía la furia del hombre. —Y en eso último difiero, eres completamente mía. —Le gruñó a la cara.
—¡Ni tuya ni de nadie! —Sentenció Andy cabreada. —Esto es el colmo de los colmos.
—Que yo sepa, el día que te poseí no percibí aroma de otro hombre en ti, por lo que tu pureza es mía. —El gesto de Andrea era todo un poema.
—¿Andas en drogas? —La pregunta descolocó a Jhon.
—¿Qué? No. —Contestó al sarcasmo de Andy.
—Aparte de animal, estúpido.
—Cuida tu insolente boca, mujer. —Quedó frente a ella. —No debes hablarle así a tu futuro esposo y alfa. —Andy carcajeó nuevamente como siempre que estaba nerviosa.
—Ya, en serio, ¿Estás ebrio? Porque ninguna persona sobria diría tantas tonterías juntas. —Se separó de él. —¿Futuro esposo? ¿Un alfa? ¿Qué son esas patrañas?
—Llevas a mi cachorro en tu vientre, eso solo aclara que tan mía eres. —Andy quitó toda diversión de su gesto, ¿Cómo sabía sobre su embarazo? Quiso saber, no hay manera de que sus amigos le avisaran.
—¿Cómo sabes del bebé? —Andy volvió a retroceder, pero esta vez los pies de Leo por poco la hace caer.
Jhon en un rápido movimiento la sostuvo por las caderas para que no cayera. Su mirada se volvió incluso más dura por la torpeza de Andy.
—Puedo sentir a mi cachorro. —Fue el animal de siempre. —Y a él no le gusta que estés con otro hombre que no sea su padre. —Fue demasiado directo, Andy lo mira como si estuviera loco.
—¿Sentirlo? —Su voz vaciló, pero pudo formular las palabras.
—¿Te preguntas por qué me toleras y a pesar de querer huir no lo haces? —Andy no dijo nada, ni siquiera hizo un movimiento. —Es por la conexión, soy un hombre lobo y estamos destinados. —Andy se estabilizó y finalmente él la soltó.
—Un hombre lobo. —Jhon asintió con seriedad, lo que creó más pánico en Andy.
—¡No! —Jhon gruñó al verla correr como una loca y gritar como una desquiciada.
Él, al ver como el edificio entero encendía las luces, no tuvo más opción que mantenerse a raya. Odia enormemente a los humanos y no quiere interactuar con ellos.
Furioso porque esa mujer ni siquiera pensó en el desgraciado tendido en el piso, pasó las manos por su cabello y resopló realmente molesto.
¿En qué momento perdió el control como para tomar a su luna en un baño? ¿Por qué ella se embarazó tan rápido? ¿Por qué está ahí pudiendo haberse ido?
—Ahí está. —El grito de la multitud llamó su atención. —¡Atáquenlo! —Los vecinos de la torre se habían reunido por los gritos de Andy y su explicación los alertó, por lo que salieron a ahuyentar al loco.
—¡Fuera de aquí, loco! —Chilló Brenda con un sartén en la mano.
—Chu, chu… loquito sexy. —Uriel lo espantó como si fuera un perro con un cucharón.
Jhon miró a los diez humanos acercarse a él sin detenerse, la ira en él aumentó a niveles peligrosos. Su respiración se volvió pesada, el calor de su cuerpo elevó y su lobo rasguñó para tomar el control y defenderse.
El sartenazo en su frente casi lo hizo explotar, pero tomando todo el autocontrol que no tiene, apretó los puños y decidió marcharse. Las cosas no son tan fáciles como creyó.
Pensó que la podía secuestrar sin más, pero esa mujer no es tan tonta y dócil. La celebración de los humanos le dio asco, él bien podía acabarlos a todos, pero lo detuvo el que su luna estuviera ahí en medio de la muchedumbre.
Andy se tiró al sofá, ella todavía siente el corazón alterado y sintió vergüenza al contarle la verdad a Leo.
—Ahora sí, no se acercará a mí. —Cerró los ojos. —¡Dios! Su cara al escuchar que ese tipo fue el ligue de una noche y que además estaba loco. —Miró a sus amigos. —¡Me embarazó un loquito del centro! —Brenda no aguantó y soltó la carcajada.
—Lo siento, lo siento. —No podía parar de reír. —Es solo que todos nosotros con sartenes en manos correteando al hombre. —Negó casi sin aire. —Debimos vernos ridículos.
—El solo gesto del loquito sexy lo dijo todo. —Uriel cruzó las piernas. —Todavía no puedo creer que un hombre tan extremadamente delicioso sea un loco. —Andy al ver todavía el cucharón en la mano de su amigo se partió de la risa.
Mientras Andy pasaba el mal rato burlándose de la situación, Jhon estaba frente a sus hermanos, destrozando todo a su paso. Ellos no dejan de reírse de lo que pasó y eso lo cabrea más.
—¿De qué te quejas? —Scar no borró su sonrisa. —¡Le dijiste que eras un hombre lobo así nada más! —Carcajeó.
—Eres un animal y además de los directos. —Keto no podía de la diversión. —Solo a ti se te ocurre soltar todo eso sin más.
—Se supone que es mi luna, ¡Ella debía comprenderlo y creerme!
—¡Eres solo el acostón de una noche! —Expresó Scar con incredulidad. —Hermano, ¿En qué cabeza cabe que podías llegar, golpear a un tipo y después soltar todo lo demás?
—La iba a secuestrar. —Fue claro.
—Verdaderamente, lo bestia nadie te lo quita. —Negó Keto. —¿Ahora qué harás? La chica no querrá ni siquiera verte y con el odio que le tienes a los humanos jamás podrás acercarte a ella. Se nota que muchos la aman y defienden. —Jhon estaba furioso por ese hecho.
Scar y Keto cruzaron miradas al verlo tan serio y pensativo, inmediatamente supieron que estaba planeando algo estúpido.
—Dime que no harás una tontería. —Imploró Scar.
—Es quien la Diosa me obligó a proteger, lleva a mi cachorro en su vientre y es con quien debo pasar el resto de mi vida. —Se encogió de hombros. —En cuanto tenga la oportunidad la voy a raptar y me la llevaré a casa. —Ambos hermanos se miraron y negaron con resignación.
—Algo me dice que esto se pondrá demasiado bueno. —Keto agrandó la sonrisa. —¿Puedo ir contigo ese día?
—No estoy bromeando, Keto. —Lo miró con seriedad.
—Por supuesto, tú jamás bromeas. —Keto resopló. —Eres el hombre más literal de la tierra. Pobre chica. —Sintió pena por Andy.
—¿Pobre chica? —Scar alzó las cejas. —¡Salió con una horda de personas a cazarlo! —Carcajeó nuevamente. —Logró huir de él y dejarlo como un tonto, ¿Y todavía piensas que la pobre es la chica? ¡Pobre de él! —Jhon enojado por las risas, se marchó enfurecido.
Nadie en el mundo había ni siquiera tenido la osadía para hablarle como esa mujer le habló. Todos le temían y le tenían respeto, pero ella, su luna hasta de loco lo trató.
Pero no importaba, cuando la tuviera en sus garras ella lo daría todo por él y entonces se arrepentiría de lo que lo hizo pasar.
































