Capítulo 268

Me seco las lágrimas y le doy a Daniel una gran sonrisa mientras la puerta se cierra detrás de nosotros y él se detiene bruscamente frente a mí, rodeándome con sus brazos y abrazándome fuerte por un largo momento.

—Oh, Dios mío —susurra, con la voz temblorosa—. ¿Estás... estás bien?

—Estoy bien, D...