Capítulo sesenta y seis aquí:

El sonido de la voz de mi madre suplicándome que le perdonara la vida atravesó el velo de oscuridad que me había envuelto. Una luz brillante persiguió la negrura total y me devolvió la conciencia. Intenté no gemir mientras el dolor atravesaba mi cabeza. Mis párpados hacían casi imposible abrirlos. C...