Capítulo 37: La Jaula Dorada

El amanecer en la mansión de Damián ya no era el preludio de una pasión clandestina, sino el comienzo del primer día de una nueva y aterradora realidad. Desperté envuelta en las sábanas de seda, pero la comodidad del lujo no lograba calmar la tormenta en mi interior. Damián dormía a mi lado, su rost...