Seduciendo a mi Luna con Miel

Descargar <Seduciendo a mi Luna con Miel> ¡gratis!

DESCARGAR

Prólogo Parte III.

-Cachorro. – Dijo con cansancio. - ¿Cómo te encuentras?

-Sobreviviré.

Él me sonrió.

-Eso es bueno.

- ¿Qué sucedió con la guerra?, ¿Por qué tardaron tanto?, ¿Ya sabes los detalles sobre nuestro ataque…?

-Despacio, cachorro. – Dijo negando con la cabeza. – Hay mucho de qué hablar, pero primero me temo que tengo que recibir a las visitas no deseadas.

- ¿Qué?

-Un enviado del Alfa Bastian está solicitando permiso para entrar en nuestras fronteras. Un Beta llamado Rowan dice que trae algunas pruebas que debemos ver… no, tú te quedas justo ahí. Esa herida fue lo suficientemente grave como para tener a nuestros dos únicos doctores en la manada pendiente de ti por dos días. Yo iré y luego regresaré aquí para contarte todo lo que sé, ¿De acuerdo?

Yo asentí y lo vi partir.

Pasó una hora. Pasó otra… y yo no tenía noticias de mi padre. O de nadie, para el caso.

No sabía si mis sentidos se habían perdido un poco para que mi cuerpo pudiera regenerarse, pero me preocupaba que poco después de que Padre se fuera, la manada se hubiera vuelto tan silenciosa.

Justo cuando iba a mandar al carajo todo para levantarme y ver qué mierda pasaba, entró con la cara pálida Denia.

- ¿Qué? – Fue todo lo que dije.

-Nos han rodeado y amenazan con matar a todos si el Alfa y su sucesor no muestran la cara en los siguientes minutos.

Aparté las mantas que me cubrían ignorando que estaba desnudo y las múltiples vendas visibles. Ella protestó un poco pero solo le gruñí para silenciarla.

- ¿Padre?

-Se encuentra en el altar. Toda la manada fue llevada hacia allí, si no vamos en algunos minutos, matarán a todos.

- ¿Quién…?

-No lo sé. – Dijo con frustración. – Solo sé que el Alfa George fue al encuentro del Beta de Bastian Crow y luego regresó con un par de criaturas tomándolo del cuello. Lo interrogaron por un tiempo antes de que el resto de nosotros supiera nada y salieran lobos desconocidos del bosque demandando estupideces.

-Joder.

En cuanto me levanté se hizo evidente que no daría un solo paso sin ayuda, así que Denia me ayudó a llegar a la parte de abajo. Llegar a la entrada de la Casa de la manada había sido complicado, el sudor bajaba por mi espalda como un río silencioso y respiraba como si hubiera corrido por horas.

El dolor ya nublaba mi mente.

-Tú puedes, Markos. Iremos despacio. – Dijo suavemente Denia. – Tómate un respiro.

-Tú y yo sabemos que eso es imposible. No creo que esos fenómenos me den más de unos pocos minutos para llegar. – Dije tomando aire para dar el siguiente paso. - ¿Papá regresó del Sur con todos los guardias que se llevó?

-No. Por lo que sé, Alfa Bastian Crow ya los esperaba con algunas bombas que detonó en su manada. No estoy segura de qué sucedió exactamente, los guardias que regresaron estaban exhaustos del viaje y colapsaron en sus camas poco después de llegar.

Doble mierda.

Con mucho esfuerzo y a punto de colapsar, llegamos ante nuestro Altar a la Gran Madre. Ahí, papá se encontraba arrodillado con las garras de uno de los fenómenos en su cuello.

La manada se encontraba también arrodillada y temblando de miedo; todos se habían juntado para no darles la espalda a los invasores.

Conté al menos cuarenta de ellos y unos cinco fenómenos.

-Veo que no estás muerto, hijo de Alfa. – Dijo un lobo a uno de los costados.

Lo ignoré y solo me acerqué junto con Dania hasta estar a un lado de él.

-Arrodíllate. Ahora que estamos todos reunidos, tenemos cosas que hablar. – Dijo otro de los lobos.

Mis rodillas estaban por colapsar, así que me fue sencillo hacerlo aun sin la ayuda de Denia.

-No hay nada más satisfactorio que ver un Alfa en esa posición. – Dijo otro lobo y algunos de ellos se rieron. Yo miré de frente esperando saber qué mierda querían de nosotros.

-Tranquilo, hijo de Alfa. Nuestro mensaje es corto y rápido. – Dijo con sorna otro lobo. – Para empezar, estamos a cargo de la eliminación de la escoria de nuestra raza. Ustedes son la manada elegida para comenzar el exterminio de la basura…

Yo me tensé y Padre gruñó.

-… y comenzaremos contigo, Alfa.

Entonces, frente a mis ojos, el fenómeno atravesó limpiamente el cuello de mi padre.

Fue como si todo estuviera en cámara lenta. Pude ver a mi padre girar la cabeza hacia mí y ver el pesar en sus ojos antes de que éstos quedaran sin vida.

Abrí la boca para gruñir solo para ser interrumpido por el grito de Denia.

Giré la cabeza y vi un tenue brillo parpadear por su cuerpo. Mis ojos se abrieron con horror, pero no por saber que ella se estaba convirtiendo en una Luna en ese momento, sino porque los cuatro fenómenos restantes corrieron hacia ella.

- ¡Denia! ¡No!

Sentí un golpe fuerte en mi cuello y el mundo se oscureció con el ruido de fondo del resto de mi manada gritar.

Lo que siguió fue… pura tortura.

Capítulo Anterior
Siguiente Capítulo