CAPÍTULO NOVENTA Y TRES

—Todavía necesitamos enviar los currículos y comprar los víveres— me recordó Lyra mientras conducía a casa, con los ojos llorosos.

—No sé… ella está bastante afectada— respondió Laura, preocupada.

—No, está bien, voy a hacer eso; no quiero salir de la casa por un tiempo hasta que sea absolutamente...