En la mirada del temible mafioso

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Capítulo 1 La noche de copas en que perdió su virginidad.

“Eres una mujer aburrida, demasiado aburrida, es obvio que me iba a ir con tu hermana que es una fiera en la cama y no una mustia sosa y fea como tú, Alice.”

Aquellas palabras dichas por Mathew, su ahora ex prometido, seguían taladrando el cerebro de Alice Calloway, quien llena de dolor y resentimiento, lloraba en silencio dentro de aquel bar en el centro de la ciudad de Londres.

“Así es hermanita, tú siempre estás tan seria y tu ridículo sueño de llegar virgen al altar, resultó muy aburrido para Mathew, por eso me prefirió a mí.”

Amaia, su propia hermana mayor, se había burlado de su dolor junto a su ex apenas unas horas antes cuando los había descubierto teniendo sexo como un par de animales en su propia cama.

—Señorita, ¿Va a beber algo? — le cuestionó el cantinero a la bella Alice que tan solo lo miró a cambio con los ojos grises llenos de lágrimas.

Su cabello rubio estaba revuelto, y seguramente lucía tan demacrada que incluso el cantinero la había mirado con lastima.

Jamás antes había bebido alcohol, en realidad, ni siquiera había tomado un cigarrillo como hacían todos los jóvenes para desafiar a la autoridad; ella siempre y religiosamente había sido una joven mujer demasiado seria y centrada en sus estudios, nunca se había tomado el tiempo de hacer nada indebido para no decepcionar a sus padres, los mismos padres que le habían dado la espalda apenas una hora antes cuando llorando les dijo que su propia hermana estaba teniendo una aventura con su ex prometido.

“Seguramente él te engañó con tu hermana porque no supiste ser una mujer.”

Le había dicho su padre con una frialdad que le heló la sangre, y su madre tan solo se había quedado en silencio.

Dando una mirada casi temerosa al cantinero y apretando los dientes con enojo y frustración mientras recordaba como todos se burlaron de ella por ser “demasiado seria”, Alice dio un golpe seco en la barra de aquel bar. Jamás antes había sido imprudente, jamás antes se había permitido ser una mala chica, pero harta de sus padres, de su hermana y su ex, decidió por primera vez hacer algo indebido.

—Señor, deme una cerveza, la más grande que tenga…esta noche voy a beber y a estar de fiesta. — dijo Alice decidida a demostrarse a sí misma que ella no era una sosa aburrida.

El cantinero le sonrió.

—Pareces una buena chica, ¿Estás segura de que esto es lo que quieres? — le cuestionó.

Molesta ante aquel comentario, Alice vio la ropa que llevaba puesta esa noche; una falda larga y rosa como siempre solía usarla, una linda blusa blanca de mangas abullonadas que le cubría completamente el pecho hasta el cuello, y una media coleta en la que estaba usando un moño del mismo color, sus zapatos de piso y de color rosado también llevaban un moño. Se sintió avergonzada de su ropa infantil en ese momento, y dudó durante un instante si Mathew tendría razón en abandonarla por su hermana mucho más sexy.

Negando en silencio y deshaciendo su sencillo peinado y echando a un lado el moño que llevaba en el cabello, Alice intento sonreír.

—Esta noche me permitiré ser una mala chica, tengo veintidós años y muchas ganas de dejar de ser una chica aburrida. — respondió Alice con imprudente determinación, dejando sobre la mesa una tarjeta de crédito.

Alice, sin embargo, no había reparado en aquel hombre alto, fornido y tatuado de cabellos negros, que la miraba con tal intensidad que parecía desnudarla con la mirada.

—¿Qué tanto le ves a esa chica Elijah?, parece que se confundió de puerta y entró aquí en lugar de al Starbucks. — dijo un hombre de cara seria mirando a su jefe.

Elijah Harrington sonrió al mirar a la joven rubia que parecía recién salida de la iglesia del pueblo. Su rostro era muy bonito, sus cabellos dorados y sus ojos hinchados por tanto llorar le resultaron encantadores, ¿Qué era lo que aquella joven ocultaba debajo de esas prendas tan recatadas que llevaba puestas?, Elijah tembló de placer al imaginarlo.

La música había comenzado, y cerveza tras cerveza que Alice bebía sin control, sentía comenzar a perder su natural timidez, y más pronto que tarde la hermosa jovencita de cabellos rubios había comenzado a cantar a pulmón abierto cada canción de desamor que reproducía la rockola del bar.

Estaba harta, herida y traicionada por aquel hombre que le había prometido amarla hasta el final de sus días, y aquel anillo de compromiso que aun usaba en su mano, parecía comenzar a quemarle.

—Eres un canalla Mathew, te cogiste a mi propia hermana sobre mi cama, y me culpaste por no ser lo suficientemente divertida, pero, ¡Mírame ahora!, ¡Mira lo divertida que puedo ser! — gritó Alice subiendo a una de las mesas para comenzar a desabrochar su recatada blusa ante la mirada de los sorprendidos clientes del lugar. Si, estaba ya completamente ebria.

Levantándose de su lugar, Elijah caminó hasta la borracha chica y la ayudó a bajar de aquella mesa antes de que terminara haciendo algo de lo que podría arrepentirse toda su vida. Notando como muchos de los hombres que había en el lugar habían comenzado a grabar a la chica con sus celulares, frunció el entrecejo.

—Todos aquellos imbéciles que hayan tomado alguna fotografía o video inapropiado de esta chica, será mejor que lo borren por su propio bien, soy Satán, y ustedes deciden si aquí resulta ser su último destino. — amenazó Elijah con una mirada feroz.

Todos los hombres que habían grabado algo de Alice, inmediatamente borraron cada imagen que habían capturado de ella temiendo una cruel represalia de parte de aquel intimidante hombre. Elijah era nada más y nada menos que el temido Satán, el líder de la mafia di Satana que era reconocida y temida en cada rincón de Europa.

—Ah, ¿Y tú quien te crees que eres para arruinar mi diversión?, yo estaba bailando muy feliz, como nunca antes, y vienes aquí con tu cara perfecta y tus músculos a arruinarme la noche. — se quejó Alice mirando con reproche a aquellos hermosos y fieros ojos azules.

Elijah sonrió de medio lado.

—Te estas cayendo de borracha, estoy seguro de que apenas y si recuerdas tu nombre, y tan solo quise impedirte hacer algo de lo que pudieras arrepentirte…no pareces el tipo de chica que hace tonterías en un bar a media noche. — respondió Elijah con elocuencia.

Alice frunció el entrecejo, realmente molesta.

—¿Tú también crees que soy una sosa virginal y aburrida? Pues te voy a demostrar señor Satán, que esta chica seria también puede ser atrevida. — dijo Alice para luego besar los labios de aquel caliente hombre que la sostenía en sus brazos.

Elijah sonrió después de aquel atrevido e inexperto beso.

—Oh cariño, será mejor para ti que no comiences con algo de lo que seguramente vas a arrepentirte, porque si Satán decide poner su mirada sobre ti, jamás vas a poder escapar…estas advertida. — respondió Elijah volviendo a besar los suaves labios de aquella joven despechada que lo había cautivado desde el primer momento.

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