50. VANYA: ATRAPADA EN EL ACTO, SEGUNDA PARTE

—¡No puedes entrar ahí! —susurré por tercera vez—. Es el baño de mujeres, Obsidian.

Él gruñó—. Me importa un carajo. No vas a entrar ahí sola.

Era difícil contener el grito de frustración que subía por mi garganta. Era tan terco que no tenía sentido explicarle las cosas. Cerré los ojos, inhalé pro...