Capítulo 38

Mantuve mis ojos bajos, mis manos en el suelo, sosteniendo mi cuerpo y asegurándome de no caer. Estaba débil, demasiado débil. No habría podido luchar aunque hubiera querido. Tenía miedo de lo que Dieter haría, pero estaba completamente en silencio, y de alguna manera, el silencio era peor que su ir...

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