Capítulo 8

—Necesito más analgésicos, deben haberse agotado mientras dormía, y ahora todo me duele—. No podía ponerme cómoda sin importar lo que intentara hacer. Solté un pequeño gemido cuando Jake se levantó de la cama. Josh me tomó la cara con su mano, girando mi cabeza hasta que lo miré a los ojos.

—Jake va a buscar tus medicinas y algo para que bebas, te prometo que te sentirás mejor pronto, nena—. Se inclinó, besando la punta de mi nariz, haciéndome sonrojar. —Nena, no hay razón para estar avergonzada, nada de lo que estamos haciendo está mal.

—Pero… pero eres mi hermanastro, no deberíamos estar acostados juntos, y no deberías besarme. ¿Qué pasaría si mi mamá o tu papá nos vieran? Me echarían y no tendría a dónde ir—. Mi voz temblaba, imaginándome golpeada, rota y sola, sin poder ver a las dos personas que me habían mostrado más amabilidad y cariño en el día que los conocí, que cualquiera de mis padres en los últimos dieciocho años de mi vida.

—Respira, nena, no quiero que te desmayes—, me instruyó Josh. Lo ignoré, tratando de luchar contra mi ansiedad, pero perdiendo rápidamente la batalla contra la voz oscura en mi cabeza. Había comenzado como un susurro, pero continuaba haciéndose más fuerte, cuanto más trataba de luchar contra ella.

—Siempre estarás rota y sola, golpeada, rota y sola. Nadie te amará, eres demasiado trabajo, eres un espejo roto, nadie querrá recoger tus piezas, solo te desecharán—. La voz oscura casi gritaba en mi cabeza ahora, repitiendo las mismas cosas una y otra vez. Me senté con los ojos cerrados fuertemente, mientras la voz seguía gritando. Me agarré el muslo con mi mano buena, pellizcándome y rascándome tan fuerte como pude, cualquier cosa para hacer que la voz se detuviera. De repente, un par de manos fuertes estaban sujetando mi mano y muslo, otro par de manos me tomaba la cara. Dos voces repetían mi nombre una y otra vez. Mi entorno volvió a enfocarse, y vi a Josh, su cara a centímetros de mí. Su voz se volvía más firme y dominante con cada segundo.

—Emmy... Em, pequeña, mírame—. La firmeza de su voz me hizo enfocarme en él, incluso mientras seguía jadeando por aire. —Ahí estás, nena, qué buena chica por seguir las instrucciones, sé que piensas que no puedes respirar, pero te prometo que puedes—. Tomó mi mano buena y la colocó en su pecho. —Ok, nena, siente cómo respiro y respira conmigo—. Seguí sus instrucciones, mi mano fría contra su pecho cálido. —Eso es, nena, sigue así—. Mientras Josh me animaba a respirar, sentí que Jake se deslizaba detrás de mí, su mano apartando el cabello húmedo de mi cara, besando el costado de mi cabeza, susurrándome al oído que no me dejarían, que les importo y que harán todo lo posible para ayudarme a sanar, cuerpo y alma.Después de tomar otra respiración profunda, cerré los ojos y comencé a disculparme. —Lo siento, lo siento mucho. No sé qué me pasó. —Estaba balbuceando tan rápido que Josh tuvo que sostenerme la cara de nuevo para hacerme parar.

—Cariño, no tienes nada de qué disculparte, tuviste un ataque de pánico, le puede pasar a cualquiera. No voy a dejar que te disculpes por algo que no puedes controlar. —La voz firme de Josh había vuelto, y me hizo estremecer hasta lo más profundo de mi ser. Asentí con la cabeza mostrando que entendía.

—Prometemos que siempre estaremos aquí para ti, querida. —dijo Jake desde detrás de mí, presionando otro beso en el costado de mi cabeza. —Vamos a ayudarte a sanar, tanto física como mentalmente, si caes te ayudaremos a levantarte. —Josh asintió con todo lo que su hermano decía.

—P..pero ¿qué pasa con nuestros padres? —pregunté, recostándome contra Jake mientras Josh continuaba sosteniendo mi mirada. —Si nos vieran...

—Para. —me interrumpió Josh. —Primero que nada, no nos importa lo que piensen los padres.

—Sí, —añadió Jake. —A papá le importa un bledo lo que hagamos mientras nos presentemos en trajes, sonriamos y actuemos como una familia feliz para los medios.

—Y a tu madre solo le importa ella misma, —agregó Josh. —La única vez que nos vemos es ocasionalmente en la cena, o cuando hay algún tipo de evento mediático para papá.

—Además, si alguno de ellos te dice algo, puedes apostar que venimos a defenderte, —dijo Jake, dándome un abrazo suave desde atrás. Me recosté contra su pecho, cerrando los ojos, completamente agotada por los últimos días.

—Aquí, cariño, abre. —Josh tocó mi labio inferior con una botella de agua, abrí la boca dejando que me ayudara a tomar unos tragos. —Buena chica, aquí están tus pastillas, abre de nuevo para mí. —Abrí la boca dejando que colocara las pastillas en mi lengua, antes de inclinar la botella de agua en mi boca, permitiéndome tragarlas.

—Buena chica. —susurró. —Ahora esto es lo que vas a hacer. Vas a quedarte aquí con Jake, yo voy a ir a buscar algo de comida, y cuando vuelva vamos a comer, relajarnos y ver televisión. Luego vas a tomar tus medicamentos nocturnos y descansarás bien. —Josh me dijo exactamente lo que iba a hacer, sin dejar espacio para discusión.

—Sí señor, —dije, saludándolo con mi mejor saludo militar. El calor que ardió en sus ojos cuando dije eso me hizo chillar y esconder mi cara en mi mano.

—Cariño, sabes que todavía puedo verte, ¿verdad? —dijo Josh, pinchando un dedo en mi mano.

—No, no, no puedes verme, soy invisible, —murmuré a través de mi mano.

—Está bien, cariño. —Josh se rió, inclinándose para besar la parte superior de mi cabeza antes de bajarse de la cama y salir por la puerta.

Previous Chapter
Next Chapter