



PrĂłlogo.
FLASHFORWARD
RecordĂł la primera vez que Ă©l la habĂa llevado allĂ y ella se habĂa negado a siquiera poner un pie en la casa; terminĂł en sexo caliente en el coche y una gran pelea entre ellos. Unos años despuĂ©s, decidiĂł que finalmente era hora de conquistar ese miedo y revisitar viejos recuerdos; fue la experiencia más conmovedora y hermosa que jamás habĂa tenido.
—ConfĂa en mĂ, no te librarás de nosotros tan pronto —bromeĂł antes de volverse hacia un camarero y pedir un sabor diferente de pastel.
—Maldita sea —fue todo lo que Asher pudo decir antes de sentir un pequeño toque en su hombro. Se dio la vuelta y de repente, la tristeza lo invadió de nuevo, pero trató de cubrirla con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
Ella le sonriĂł ampliamente, genuinamente, lo que lo hizo sentir como la peor persona del mundo. Ella envolviĂł sus brazos alrededor de su cintura y lo acercĂł más a ella—. Necesitamos hablar. Su corazĂłn dejĂł de latir por un segundo; esto era todo, lo sabĂa.
ÂżElla lo sabĂa? ÂżCĂłmo se enterĂł? Tal vez deberĂa decĂrselo antes de que ella tuviera la oportunidad de confrontarlo.
—SĂ, necesitamos hablar —estuvo de acuerdo y se volviĂł hacia su madre—. Mamá, Âżpodemos retirarnos? —ella asintiĂł frenĂ©ticamente y emitiĂł sonidos ahogados ya que tenĂa la boca llena.
TomĂł la mano de Imogen y la llevĂł fuera del edificio con un solo pensamiento en mente...
Estaba jodido.
POV de Brea
Me despertĂ© con una sonrisa en la cara; era la primera vez en mucho tiempo que tenĂa una razĂłn válida para sonreĂr. Normalmente, no veĂa razĂłn para sonreĂr; mis dĂas siempre parecĂan empeorar dĂa tras dĂa, pero hoy, tenĂa los dedos cruzados. ¡Hoy iba a ser un buen dĂa, un dĂa especial!
Hoy, iba a encontrar a mi compañero y tal vez entonces, la gente de mi manada dejarĂa de tratarme como si fuera diferente, como si fuera algĂşn tipo de fenĂłmeno del que solo querĂan deshacerse. Como si fuera suciedad en sus zapatos.
ÂżPero no era eso lo que era? dijo una pequeña voz en el fondo de mi cabeza. Y eso es exactamente lo que siempre serĂa. Solo tenĂa que estar de acuerdo con esa voz, era la voz de la razĂłn diciĂ©ndome que no me hiciera ilusiones ni pensara que encontrar un compañero cambiarĂa algo para mĂ. No importa quiĂ©n fuera mi compañero, siempre serĂa una Omega: la clase engañada, el eslabĂłn dĂ©bil de la manada, la intrusa no deseada del grupo.
No era la Ăşnica Omega en la manada, no, Ă©ramos más de veinte, pero todos me veĂan como un blanco fácil, incluidos los Omegas. Me acosaban como si no hubiera un mañana, me intimidaban e insultaban como si no tuviera sentimientos y, a veces, me preguntaba por quĂ© seguĂa aquĂ, en esta manada, ÂżquĂ© estaba haciendo exactamente aquĂ? No tenĂa nada aquĂ; sin padres, sin familia, sin amigos, sin nada. Solo era esa pobre Omega que no tenĂa absolutamente nada a su nombre. Si me iba, ÂżquĂ© iba a extrañar? ÂżQuĂ© iba a perder? ÂżQuĂ© iban a extrañar ellos? ÂżQuĂ© iban a perder?
¡No! Hoy no, hoy no iba a pensar en mi triste excusa de manada, no dejarĂa que ninguno de ellos arruinara mi dĂa. A ellos no les importaba yo, asĂ que Âżpor quĂ© deberĂa preocuparme por ellos?
MirĂ© la hora en el reloj y suspirĂ©, decidiendo que era hora de levantarme de la cama y dirigirme al baño para prepararme para un dĂa posiblemente sin incidentes, a menos que mi compañero perteneciera a esta manada, entonces mi dĂa definitivamente serĂa interesante.
Entonces me di cuenta, hoy tambiĂ©n era el cumpleaños del hijo del Alfa. GemĂ de agonĂa; si estaba buscando algo interesante, lo habĂa encontrado. El hijo del Alfa, Jax, siempre se empeñaba en organizar fiestas lujosas cada año en su cumpleaños, en nuestro cumpleaños, y era obligatorio para todos los de su grupo de edad asistir. Me habĂa deslizado en ese grupo, siendo solo dos años menor que Ă©l, y detestaba ese hecho. Cada año, me veĂa obligada a pasar mi cumpleaños en sus fiestas, cada una más horrible que la anterior.
Algo me decĂa que esta iba a ser la más insoportable hasta ahora, considerando el hecho de que cumplĂa dieciocho años este año. Esa era la edad en la que la mayorĂa de los hombres lobo se volvĂan incontrolables, especialmente aquellos que aĂşn no tenĂan pareja, y ese era exactamente el caso de Jax; no habĂa encontrado a su compañera y ya habĂan pasado casi dos años.
SaltĂ© de la ducha y me envolvĂ en una toalla alrededor de mi cuerpo delgado; no era naturalmente asĂ, pero desearĂa serlo, realmente lo deseaba, pero no era asĂ, estaba asĂ porque sufrĂa de una grave pĂ©rdida de apetito, nunca comĂa adecuadamente y eso me afectaba mucho. Tampoco ayudaba que una vez me acosaran por tener demasiado peso en mi cuerpo, luego adelgacĂ© solo para que mis principales acosadores, tambiĂ©n conocidos como el grupo de amigos de Jax, me llamaran 'mujer delgada'.
No, Jax no era uno de mis acosadores, ni siquiera me prestaba mucha atenciĂłn, pero observaba cĂłmo me llamaban nombres y tiraban mis cosas al suelo. A veces se reĂa y luego volvĂa a besar a la conquista de la semana. RodĂ© los ojos. Era un imbĂ©cil.
Fui hacia la pila de ropa doblada al lado de mi habitaciĂłn y escogĂ uno de mis mejores atuendos: un vestido negro desgastado que ciertamente ya deberĂa haber tirado, pero no tenĂa otra opciĂłn más que conservarlo, ya que no tenĂa dinero para gastos extras. Estaba en el fondo fiduciario de la manada; era como un reemplazo por no tener un orfanato de la manada.
Me puse mis zapatillas desgastadas y agarrĂ© mi bolso. AbrĂ la puerta suavemente y mirĂ© hacia el pasillo: izquierda, derecha. No habĂa nadie, como debĂa ser. Siempre me aseguraba de estar despierta antes que todos los demás en la casa para evitar encontrármelos. Me escabullĂ fuera de la casa de la manada y comencĂ© a caminar hacia la escuela, pero incluso yo sabĂa que era demasiado temprano y la escuela no abrirĂa hasta las siete en punto, más de una hora a partir de ahora, asĂ de temprano era.
AsĂ que tomĂ© la ruta larga; a travĂ©s de los arbustos hasta que lleguĂ© a mi antigua casa. HabĂa convertido esto en una rutina diaria: despertarme extremadamente temprano en la mañana, vestirme, escabullirme fuera de la casa de la manada y pasar la hora aquĂ, al otro lado de la calle de mi antigua casa. Era un bungalow, nada especial, pero aĂşn asĂ era mi hogar y lo amaba mucho. Era el Ăşnico lugar donde podĂa escapar del mundo exterior, tomar un respiro necesario y un lugar donde podĂa sentirme genuinamente libre, pero ya no lo tenĂa. En el momento en que mis padres murieron, me lo quitaron, todo me fue arrebatado por mi propia manada.
Como de costumbre, me fui cuando el sol estaba casi en su punto más alto, nunca sabĂa quĂ© hora era cuando me dirigĂa a la escuela, pero siempre llegaba lo más temprano posible. Nunca vi una razĂłn para tener o incluso poseer un telĂ©fono celular, ya que no habĂa nadie a quien necesitara contactar, estaban muertos o no existĂan.
LleguĂ© al frente de la escuela y suspirĂ©, preparándome mentalmente para mi dosis diaria de acoso matutino y una ligera posibilidad de que mi compañero estuviera dentro del edificio escolar. Solo eso hizo que mi rostro se iluminara, podrĂa evitar ser acosada si encontraba a mi compañero antes de ver a la pandilla de Jax.
Desafortunadamente, la vida era una cosa horrible, horrible, y en este punto, estaba decidida a creer que me odiaba y esperaba que muriera. Al final del pasillo, podĂa ver a dicha pandilla caminando hacia mĂ, era demasiado tarde para correr, demasiado tarde para esconderme o encogerme o desaparecer. Me habĂan visto y eso era todo, nunca dejarĂan pasar una oportunidad para acosar a la Omega.
—¡Mujer delgada! —exclamĂł Keelan, el mejor amigo de Jax y futuro Beta, con una sonrisa demonĂaca en su rostro. Estaba al frente del grupo—. ÂżDĂłnde estaba Jax? Estaba a punto de escabullirme cuando mi frente chocĂł contra una superficie dura.
—¡Santo...! —jadeé, llevando mi mano a la cabeza para calmar el dolor.
—¿A dĂłnde crees que vas? —preguntĂł otro de sus amigos, el mismo con el que me habĂa topado. Estuve tentada a maldecirlo por hacer una jugada tan sucia, pero mantuve la boca cerrada; me tenĂan acorralada, los ocho.
—¿El gato te comiĂł la lengua? —su voz, su estĂşpida e irritante voz, sonaba como uñas en una pizarra. Nunca podrĂa acostumbrarme a escuchar la voz de Addilyn Villin, la abeja reina de la manada. Durante mucho tiempo, todos pensaron que estaba destinada a ser la Luna de la manada, la compañera de Jax, pero el destino tenĂa otros planes y le jugĂł una mala pasada. ¡Bien merecido! Siempre actuaba como si fuera mejor que todos solo porque era la hija del Beta; obtuvo lo que merecĂa el dĂa que Jax anunciĂł que ella no era su compañera. De hecho, ese fue el mejor regalo de cumpleaños que habĂa recibido y tenĂa catorce años entonces.
—¿No escuchaste que mi hermana te estaba hablando? —gruñó Keelan en mi cara—. Una persona de sangre Beta te habló y la ignoraste. Debes ser castigada por eso —otra sonrisa siniestra apareció en sus labios mientras me arrebataba la mochila de los hombros y la tiraba al suelo. El cierre estaba roto, asà que todos mis libros se derramaron. Me agaché rápidamente y comencé a meterlos de nuevo.
—MĂrate —dijo con desprecio—. No eres nada, nunca serás nada más que un pedazo de mierda inĂştil para esta manada —se agachĂł frente a mĂ y me levantĂł la barbilla. Sus manos se sentĂan frĂas en mi piel y querĂa que me soltara—. Lágrimas —se burlĂł y se volviĂł hacia sus amigos—. La perra está llorando —riĂł y ellos imitaron su acciĂłn—. Tal vez deberĂas ir a llorar con tu mami y papi... oh, espera, están muertos porque tĂş los mataste —me empujĂł la cara y se puso de pie, mirándome desde arriba—. ÂżPor quĂ© no nos haces un favor a todos y te largas? Estoy seguro de que todos estarĂamos mejor sin ti. Vamos chicos, vámonos —dijo mientras colocaba su brazo sobre el hombro de su compañera.
SĂ, Keelan habĂa sido bendecido con una compañera. De hecho, la encontrĂł en el momento en que ella cumpliĂł diecisĂ©is años, considerando que Manilla siempre habĂa sido un miembro central del grupo de seguidoras de Addilyn. Keelan y Manilla habĂan tenido una relaciĂłn intermitente antes de que el destino los uniera permanentemente. Bien por ellos, supongo.