Setenta y dos

El taxi en el que iba se detuvo, y me encontré frente a las puertas de una enorme empresa. Mientras pagaba al taxista y bajaba a la acera bulliciosa, me informó que había llegado a Mycroft Corporation. Al mirar hacia el imponente edificio frente a mí, no pude evitar sorprenderme por su tamaño.

La a...

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