Ochenta y ocho

Ambos nos detuvimos al escuchar la voz y nos giramos para mirar a su dueño. Era el presidente. Estaba junto a las puertas de su oficina, con las manos en los bolsillos y un aire de frialdad, y su expresión también mostraba la misma hostilidad mientras repetía:

—¿Qué están haciendo ustedes dos?

La ...

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