Cinco mil a la semana

ROMANY

Me desperté temprano a la mañana siguiente con la cara tan hinchada que parecía un maldito pez dorado. Mi celular yacía muerto en la mesita de noche y, tal como estaba, no estaba del todo lista para devolverle la vida a esa maldita cosa, dadas los mensajes - o la falta de ellos - que podr...

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