CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO.

Elisabeth.

Aún un poco sin aliento, salto de la mesa, mis piernas tiemblan por el intenso orgasmo que tuve y, sin embargo, siento el semen de Thomas corriendo por mis muslos.

Estos hombres son demasiado insaciables, no sé si puedo manejar a cinco a la vez.

—Cariño, ven a mí, acuéstate en la mesa ...

Login to Unlock ChaptersPromotion