Romper la confidencialidad

Bajé corriendo las escaleras y sonreí para mis adentros cuando vi a Tasha paseando nerviosa al pie de las escaleras, obviamente esperándome. Ella levantó la vista hacia mí.

—¿Están bien?

Asentí y levanté la jeringa.

—Por supuesto que sí. No voy a hacerles daño.

Ella se detuvo y bajó la cabeza mi...