El deseo concedido

Paige era una estudiante universitaria hogareña con una gran imaginación. Cada fin de semana, como un reloj, escribía durante horas y horas sobre nada menos que el propio Rey Dragón. Nunca pensó en un millón de años que una noche, mientras escribía, su deseo de estar con el Rey sería concedido por el mismo cuaderno en el que escribía.