



CAPÍTULO 5- CORAZONES FRÁGILES
El dolor es lo que nos hace humanos
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Me siento confundida cuando escucho gritos y gemidos, me levanto y camino hacia la puerta.
Sigo los olores hasta la oficina de Luca, abro la puerta sin tocar y el aire se me escapa cuando veo lo que está pasando.
Luca está pateando y golpeando a un hombre, el hombre se ríe tosiendo sangre. —N-no me asustas— dice el hombre.
—Dices que no, pero puedo verlo en tus ojos, ellos me muestran todo— escupe y lo golpea repetidamente.
Los recuerdos de lo que el alfa Jones me hizo vuelven de golpe, jadeo por aire y mi único objetivo es detenerlo.
—L-Luca— susurro.
No escucha, solo empuja al hombre al suelo, me apresuro, —Luca— repito pero aún no escucha, —¡LUCA, DETENTE!— le grito.
Se congela y se vuelve hacia mí con ojos fríos como de costumbre, sacudo la cabeza. Nunca pensé que llegaría tan bajo, sabía que podía llegar bastante bajo pero no tanto.
Me limpio los ojos y salgo de su oficina, más aterrada que nunca. Lo escucho maldecir y camino hacia mi habitación, lo miro con dolor cuando lo veo caminando hacia mi puerta.
La cierro de un portazo en su cara y la cierro con llave, me siento junto a la puerta, —¡abre la maldita puerta, Lily!— grita. Nunca pensaría en actuar así frente al alfa Jones, él es la única persona a la que realmente temo.
—¡E-eres un monstruo!
—Ábrela o la rompo— amenaza pero no hago ningún movimiento para abrirla.
En un segundo no tan sorprendente, la puerta se rompe de sus bisagras, la deja caer al suelo y saca las astillas de sus manos.
Está loco. Pero yo también.
Secretamente, por supuesto.
Se agacha, —¿por qué entraste a mi oficina sin tocar?— lo miro incrédula. —No quería que vieras eso, no debiste haber entrado ahí.
—Escuché gritos, tenía que hacerlo. Y estabas a punto de matarlo siendo la persona horrible que eres— digo en voz baja. Me arrepiento de decir eso, estoy tan muerta.
Él gruñe y pone sus brazos a los lados de mi cabeza, —No me faltes al respeto— gruñe y dejo escapar un suspiro tembloroso.
—P-por favor no me hagas daño.
—Te lo he dicho una vez y no lo voy a repetir, no voy a hacerte daño. Eres mía, no lastimo lo que es mío, pero cualquiera que lo haga morirá— dice con ojos fríos.
—No quiero que mates a nadie— susurro.
—Qué lástima— sonríe y frunzo el ceño.
—Eres tan cruel, tan frío— digo mirándolo a los ojos. Algo le ha pasado también, no puede ser así; ¿o sí? Sé que soy así por algo... Alguien.
—Por eso soy el alfa de la perdición— dice poniéndose de pie.
—P-pero se supone que debes ser amable y cariñoso conmigo— susurro.
—Aparentemente sí, pero cariño... No cambio por nadie, especialmente por ti— desvío la mirada y él inclina mi barbilla hacia arriba haciéndome mirarlo a los ojos. ¿Por qué pensé que viviría un felices para siempre con mi compañero? Esto no es un cuento de hadas.
—Recuerda quién soy— gruñe.
—Recuerda que soy tu compañera— respondo y él me suelta como si lo hubiera quemado.
—Come— sisea.
Miro alrededor buscando señales de comida, —no hay comida— digo.
—Está subiendo— dice bruscamente.
Una mujer coloca el plato con un sándwich de jamón y tomate, hace una reverencia y se aleja.
Lo miro extrañada, —cómetelo, Lily.
—No soy una completa idiota— replico.
Lo recojo y empiezo a morderlo, él me observa y lo miro, —¿no te vas a ir?
—Me aseguro de que te lo comas todo— resoplo enojada mordiendo el pan.
Termino mi primer sándwich y recojo el segundo, estoy tan llena. Lo dejo y él gruñe, —cómetelo— lo miro.
—Pero estoy llena— susurro.
—Si tengo que metértelo a la fuerza lo haré, el doctor dijo específicamente que comieras todo lo que pudieras— lo recojo y empiezo a morderlo lentamente.
Con mucho esfuerzo lo termino y deslizo el plato hacia él, —¿No tienes un hombre al que volver y abusar?— él recoge el plato con una mueca y se aleja ignorando mi comentario.
Me levanto gritando, —¡realmente necesitas instalar una televisión!
Por alguna extraña razón creo que no me hará daño.
Lo sé, estoy loca.
El guardaespaldas de ayer golpea la pared y le hago un gesto para que entre, —¡Hola Luna, cómo estás!— dice alegremente.
—B-bien, ¿y tú?— pregunto.
—Bien, bien— sonríe.
—Eh, ¿necesitas algo?— Él niega con la cabeza.
—Solo estaba revisando a mi Luna y para informarte que ya no me verás más— Asiento.
—Gracias— No me molesto en preguntarle por qué, me envía una sonrisa y luego se va con un '¡adiós Luna!'
Escucho un gruñido y suspiro, preparándome para su ira.
Él huele el aire, sus ojos se vuelven negros, —¿por qué tu habitación huele a otro hombre?— pregunta con los dientes apretados.
Antes de que tenga la oportunidad de responder, me empuja contra la pared gruñendo en mi cara, —¡ERES MÍA!
—Ni siquiera me quieres— digo audazmente.
Él me fulmina con la mirada, —deja de poner palabras en mi boca.
—Mi guardaespaldas vino a ver si estaba bien, a diferencia de mi propio compañero— escupo.
—Li— lo interrumpo.
—Por favor, solo déjame en paz. Es bastante difícil saber que no te gusto— él pone los ojos en blanco y se va, frío como una piedra.
Apoyo mi cabeza contra la pared y miro la puerta inexistente, no merece amor.
Es una persona terrible.
'No digas eso,' pongo los ojos en blanco.
'Es la verdad,' ella me bloquea, realmente enojada.
No quiero estar atrapada en esta casa, salgo de mi habitación, bajo las escaleras y salgo por la puerta. Camino hasta un claro y miro hacia abajo, es una colina enorme.
Empiezo a bajar sintiéndome insensible a cada emoción que debería estar sintiendo, me detengo y me siento, abrazando mis rodillas.
—Bonita vista, ¿verdad?— jadeo y trago el nudo en mi garganta.
No le respondo, mantengo mis ojos enfocados en los árboles verdes. —¡Mírame!— ruge.
Lo miro tímidamente, —tú no eres real. ¡No eres real!— Él agarra mi muñeca tirándome bruscamente hacia él.
Su aroma llega a mi nariz y retrocedo con disgusto, —volveré por ti, Lily, querrás estar a la vista de tu compañero porque él será la única persona que pueda protegerte— gruñe.
—¿Por qué él?— pregunto.
—Es el alfa de la perdición por una razón.
—Él sabrá que estás aquí— tartamudeo.
Él sonríe, —si te atreves a decir algo— me abofetea y caigo al suelo.
Lo observo mientras baja la colina y mi visión se vuelve borrosa, mis ojos se cierran por sí solos y me quedo allí sola en el bosque, sucumbiendo a la oscuridad.
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Siento brazos alrededor de mí levantándome del suelo, cosquilleos me despiertan de todo letargo y abro los ojos para ver a mi compañero.
Como si sintiera que lo estoy mirando, él me mira con sus ojos negros, mis ojos se abren de par en par y gimo en voz alta.
—¿Por qué estabas aquí afuera?
—Y-yo, umm, no quería quedarme adentro— susurro.
—Necesitas pedírmelo.
—No quiero volver a salir— susurro para mí misma.
—¿Y por qué no?— ¡Maldito oído de lobo!
—P-porque no me g-gusta— miento.
—Tu ritmo cardíaco ha aumentado, me estás mintiendo— dice mirando al frente, —¿sabías que todo el grupo estaba buscándote porque nadie podía encontrarte, tu aroma era débil pero yo te encontré?
Trago saliva y miro al frente también, —dime, Lily— Quiero decírselo, lo quiero. Tal vez si se lo digo de una manera secreta, el alfa Jones no me castigará. O tal vez si se lo digo, el alfa Jones no lo sabrá en absoluto; podría haber estado mintiendo. Quiero que Luca sepa que tengo miedo, que lo necesito pero no puedo decírselo.
—N-no puedo.
—¿Y por qué no?
—Porque él lo dijo— susurro. Luca necesita saberlo de alguna manera. Necesita saber que estoy en peligro para que pueda ayudarme, no puedo ser completamente terca.
—¿Quién lo dijo?— pregunta deteniéndose y mirándome. —¿Quién?
—El diablo— susurro, mientras esté con él estoy a salvo, ¿verdad?
—¿Y quién es el diablo, Lily?— pregunta en voz baja.
—Michael. Michael Jones.
Me pregunto cómo va a reaccionar Luca, seguramente estará furioso.