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Después de comer se fue al living, el pequeño Tin jugaba con una pelota, su favorita, ajeno a los intrusos pensamientos de su dueña quién ya no podía escapar de aquella emoción tan profunda que sentía por el millonario.

—Ven aquí, ven aquí —lo llamó repetidas veces pero su gato estaba a gusto en su ...

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