Capítulo 188

Nos sentamos en el coche, estacionados bajo las luces parpadeantes de una gasolinera que parece estar a dos segundos de apagarse por completo. Son las 2 a.m., hace un frío terrible afuera, y la única razón por la que no estoy temblando es porque Niko tiene la calefacción a todo volumen, como si inte...

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