CAPÍTULO 27. HERIDAS DEL ALMA

Christian no pudo evitar observarla de pies a cabeza, una corriente de excitación le recorrió el cuerpo, su pene se irguió dentro del pantalón, sus ojos se nublaron producto del deseo, era hermosa, frágil, tenía la piel tan blanca como un copo de nieve, sus pezones sonrosados resaltaban en sus dos c...

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