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La noche llegó, y con ella el frío. Estaba tiritando, ¿cómo era posible que él durmiera tan plácidamente con este frío tan horrible? Lo miré y me llené de ira. Era injusto todo esto.

Lo empujé y él se quejó; sus ojos se abrieron y me miraron. Sus ojos azules se veían brillantes, parecían dos estrell...

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