LOS CARGOS DE CONCIENCIA QUE MARCHITAN EL CORAZÓN

Charlotte

La frustración me embargó tras el desplante de Federick, y golpeé el escritorio con mi puño.

—¡Mierda! —resoplé, sintiendo el ardor en mis nudillos.

Me dejé caer en el gran sillón, mirando al vacío durante un momento.

—¡Qué estúpida fui! ¡Federick se volvió a burlar de mí! —grité, furi...

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