LOS CARGOS DE CONCIENCIA QUE MARCHITAN EL CORAZON II

—¿Y qué? Esto no es un hotel, John; aquí hay una empresa decente que se respeta, y los empleados deben mantener su lugar. —Hablé con total seriedad, pero John me respondió con una sonrisa sarcástica.

—Ay, Charlotte, por favor. ¿Me estás hablando de pulcritud? Cuando te vi con mi hijo en el elevador...

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