Madera que cruje, piel que arde

Terminé bajando la guardia, lo tenía metido en el alma y entre mis piernas. Cogiendo en un parque oscuro de noche, oyendo cómo la madera crujía al compás de sus embestidas, sus jadeos roncos, el esfuerzo que hacía para mantenerse en pie.

Adivinaba en mi mente cómo cada uno de sus músculos se tensab...

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