



4- El odio de mi Alfa
Fiorella Rossi.
Una discusión más con mi esposo,es tan difícil amar a alguien que no desea ser amado.
Me quedé paralizada,no sabía qué decir ante tanto desprecio.
Me faltaba poco para arrancar a llorar,él me miró con aire de superioridad.
— No te hagas la mártir,no eres tan inocente como aparentas,te vendiste a mí propuesta sin dudar.
— Yo no pedí ser tu esposa.
Alfa Alessandro soltó una carcajada escandalosa.
— ¡Eres igual de puta que tu hermana!,por dinero estabas dispuesta a darme tu cuerpo.No ligaré mi sangre a la tuya.
Hice un esfuerzo supremo y apreté los puños para no estallar en furia.
Ganas no me faltan de gritarle sus cuatro verdades a la cara,pero no me conviene que destruya a mi familia.
El apellido Zanetti tiene mucho peso en el mundo de los negocios,pueden borrar la empresa de papá de un plumazo.
Hago un esfuerzo por mantener la compostura,abuela siempre decía que lo cortés no quita lo valiente.
—Yo no hice nada para merecer tu odio.
Él me tomó por el brazo y me arrinconó de la pared,pensé que me iba a golpear.
Con una mano me sujetó y con la otra tomó mi rostro y me obligó a mirar su rostro.
— Dime,¿por qué has remodelado la decoración de la mansión sin consultarme?
Su rostro enojado me hizo tartamudear,en ese momento quise que la tierra se abriera y me tragara.
— Solo quise dar un toque más juvenil,pensé que te gustaría —. Traté de explicar con serenidad.
— No era necesario,no tienes que hacer nada para agradarme,yo no deseo ningún tipo de roce contigo,¿que parte de nuestro matrimonio es de conveniencia no entendiste?
Sus palabras me lastimaron de tal manera que me dejé llevar por la rabia del momento y le solté esas palabras:
— No es mi culpa que mi hermana te haya abandonado,tampoco es mi culpa que seas un desalmado.
— ¿Qué me dio por casarme contigo?,¿Por qué me dejé llevar por mis arranques?
— Dejas mucho que pensar,un macho Alfa no anda por los rincones llorando por una mujer.
Mis palabras tocaron su fibra sensible y los ojos se le humedecieron.
Me alzó como a un bulto de papas y me colocó en su hombro,hasta llevarme a la cama.
— Te voy a enseñar lo macho que soy,para que aprendas a respetar a tu Alfa.
— Sí,¡no me digas!,¡enséñame Alfa-.Dije en forma desafiante.
Sus manos me tocaron a la altura de mi espalda y nuestros ojos se encontraron.
Su mirada azul como el océano se encontró con la mía y mi cuerpo sintió una corriente que me hizo estremecer.
Me olvidé por completo de mi enojo y por un momento sentí que lo amaba.
Nuestros labios se unieron y mi enojo desapareció,deseaba con todas las fibras de mi ser que me hiciera suya.
Sus manos recorrieron mi cuerpo y un deseo inmenso se apoderó de mí.
Los besos eran dulces e intensos al mismo tiempo.
Un gemido placer se escapó de mis labios y su lengua torturó con insistencia mis dos poderosas razones.
El hombre dejó salir una enérgica carcajada y me miró con sarcasmo.
— ¿Te das cuenta de que eres predecible? Por más que te enojes o amenacen,no eres capaz de huir.
— ¿Es lo que crees de mí?
Él se sentó en la cama y me dejó muy claro:
— Eres mía y no permito que me faltes al respeto.
— Eres tan pobre que lo único que tienes es dinero,te vas morir solo por amargado.Destilas veneno y te ensañas conmigo,no eres un caballero.
Alessandro se mofó de mí y me recordó que si no cumplía mi parte del trato nos dejaría en la calle.
— Yo pagué por tí,hoy no me da la gana hacerte mía hoy,pero tarde o temprano me darás un hijo y luego te puedes ir al demonio.
— Yo no tengo precio,pensé que eras diferente y accedí al trato,te voy a pagar tu dinero,prefiero morder el polvo que ser tu mujer.
Su rostro se tornó sensible y me gritó de manera enérgica:
— ¡Cállate! No tienes permiso de hablar.
— No permito que me humilles de ese modo.
Estaba muy enojada y urgida de alejarme de la manada luz de luna que no me llevé nada.
El padre de mi esposo me interceptó en la sala.
—¿A dónde y con tanta prisa jovencita?
— Lo siento,señor.No tengo ánimos de hablar de eso,ahora si me disculpa debo irme,esta mansión no es mi lugar.
Alfa Alessandro me miró desde la punta de la escalera y me habló con la mirada,no deseaba que yo le dijera a su padre la verdad.
Yo salí corriendo a toda prisa y le metí la mano a todos los taxis que veía sin embargo ninguno se detuvo.
De nuevo empezó a llover a cántaros y el primer impulso fue volver a casa de mis padres,pero me abstuve de hacerlo.
Recordé que mi amiga Kate me había dicho que si algún día decidía dejar mi manada la buscara.
Ella todo el tiempo me animaba a iniciar una nueva vida y extender mis alas,¿por qué nunca le hice caso?
Tragué saliva para pasar el nudo de angustia que sentía en mi garganta.
Me metí la mano al bolsillo y no tenía dinero, me tocó pedir un aventón,la lluvia era más recia y se ligaba con mis lágrimas una vez más.
— “Alfa,eres un hijo de puta,pero te amo,te amo tanto”
Mi pensamiento fue cortado por el ruido de la bocina de un auto que se detenía.
Le pedí que me llevara al departamento de mi amiga.
Aguardé en la recepción,el portero no me dejó proseguir y no me quedó más remedio que esperar a que Kate apareciera.
Saqué mi móvil y le marqué a su número,todas las veces se fue al buzón de voz.
A ese punto la angustia empezaba a hacer estragos en mi.
El estómago me empezó a gruñir del hambre y me dio tanto sentimiento verme en esa situación.
— Señor,no es la primera vez que visito este edificio,le ruego que me dejé seguir al departamento de mi amiga,quizás esté dormida.
El vigilante objetó que su puesto estaba en juego si yo causaba problemas.
Sentí ganas de volver a la mansión y pedir perdón.Recordé lo mal que me trató y me di valor para seguir resistiendo.
Y pensar que la culpable de todo ese desastre estaba muy feliz con su amante,mientras yo me tragaba todo el desprecio.
Estaba en el parque sentada en una banca,un lujoso auto se detuvo.
Se bajó una señora muy elegante,ella me extendió la mano.
—Hace mucho frío aquí,ven conmigo que te vas a congelar.
Ella no me conocía y sentía más piedad que mi propia familia.
El auto se adentraba a las cercanías de la residencia de Los Zanetti.
—Por favor,no me devuelva a esa casa que allí no me quieren.
—No te preocupes cariño,yo vivo justo al frente de los Zanetti.Estás segura conmigo.
Dejé de llorar y la dulce anciana me ofreció ropa seca,al volver a la sala,habían dos humeantes tazas de sopa.
—Come,pequeña.
Tuve la confianza y le conté mi desgracia,era la tía de Alessandro.
Esa señora me hizo recordar mucho a mi difunta abuela.