Todo el mundo tiene una debilidad

—¿Crees que puedes detener a Alessandro? —pregunté, incapaz de ocultar la amargura en mi tono—. Nadie lo detiene. O te unes a él o te entierra.

Cuando dije eso, él me miró de arriba abajo, sin responder de inmediato. Su mirada era fría y calculadora, como si me estuviera diseccionando pieza por pie...

Login to Unlock ChaptersPromotion