Capítulo 123

Empezó ese lunes por la mañana, cuando me deslicé en su Range Rover negro con un café y una expresión de disgusto porque mis nuevos tacones de Hermes ya estaban matando mi alma.

Él me miró, ojos llenos de pecado y sol, y dijo —Buenos días, sol.

Gruñí —Mi pie izquierdo está sangrando.

—¿Quieres que l...

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