La invitación

—¡Alvira! ¡Vamos, despierta!— Rygan entró en pánico mientras sacudía su cuerpo inconsciente. Elise estaba en lo alto de las escaleras y miraba horrorizada la situación.

No había vuelta atrás, especialmente porque los sirvientes creían que ella la había empujado. Y peor aún, Alvira estaba desangrán...

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