capítulo 5: Tu virginidad puede ser un pago

Capítulo 5: Tu virginidad puede ser el pago

Jasmine

—P.. por favor, deténganse— dije en voz baja, esperando que me dejaran sola.

Weldon se agachó y agarró un puñado de mi cabello, tirando hacia abajo para que lo mirara sin opción.

—¿Dónde está mi dinero, Jasmine?

—No... no tuve suficiente tiempo para conseguir tu di... dinero— respondí entre lágrimas.

—Te hemos dado mucho tiempo, no suplicaste lo suficiente por el dinero— dijo agresivamente el llamado Alex.

—Lo intenté, te lo prometo, lo hice... ustedes llegaron temprano.

—Igual deberías haberlo tenido listo— agregó.

Alex se acercó a mí, Weldon se apartó mientras seguía sosteniendo mi cabello. De repente, me pateó en el estómago dos veces tan fuerte como uno de ellos lo había hecho hace solo unos minutos. Solté un pequeño grito de dolor mientras se alejaba de mí, las lágrimas rodaban por mi cara más rápido mezclándose con la lluvia torrencial.

—Levántala— ordenó Weldon.

Alex me levantó del cabello, poniéndome de pie. Soltó mi cabello y sostuvo mi muñeca detrás de mi espalda. Otro se colocó detrás de mí y hizo lo mismo con mi otra muñeca. Jadeaba y lloraba, el dolor en mi estómago ahora se extendía por todo mi cuerpo y empezaba a sentirme débil y magullada, casi como si mi cuerpo estuviera a punto de rendirse. Considerando que nunca he comido mucho, no había mucha carne en la zona que seguían atacando. Apenas tenía protección y empezaba a tener miedo de que si seguían golpeándome, podrían romperme un hueso. Weldon se acercó a mí y sostuvo mi cara en sus manos, limpiando las lágrimas e inspeccionándome cuidadosamente.

—Hay un mejor uso para esas lágrimas, deja de llorar— murmuró.

—No... no puedo— dije ahogada.

Levantó la mano y me abofeteó en la cara, el dolor punzante en mi mejilla.

—¡Te dije que dejaras de llorar!— gritó.

Me forcé a intentar dejar de llorar y quedarme en silencio, poniendo una sonrisa en su cara mientras mordía mi labio inferior para callarme. Sostuvo mi cara en su mano una vez más, arrastrándola lentamente por mi cuerpo mientras bajaba mi cabeza para recuperar el aliento.

—Sabes, podría haber una forma diferente de pago de tu parte, Jasmine.

Lo miré, empezando a sentir un poco de alivio de que este dolor no fuera la forma de pago que podía darles, ya que no podía soportar mucho más.

—¿Podría haber?— pregunté.

—Umm— murmuró, agarrando mi muñeca.

—Usando tu cuerpo— murmuró. Lo miré con confusión, sin entender lo que quería decir con eso. ¿Iba a matarme o seguir lastimándome? Luché por entender sus palabras y ya no me sentía aliviada.

—Pero... ¿cómo funcionaría eso?— pregunté, haciendo mi mejor esfuerzo para seguir conteniendo mis sollozos. Sonrió.

—Eres virgen, ¿verdad?

—Sí— respondí, confundida por su pregunta y lo que tenía que ver con todo esto.

Su mano empezó a moverse hacia arriba, metiéndose debajo de mi camisa empapada. Siguió hasta llegar a mi pecho, apretando mi seno con fuerza mientras sonreía.

—Entonces tu virginidad puede ser mi pago.

Mi corazón se detuvo en cuanto las palabras salieron de su boca, no puedo dejar que me quite la virginidad aunque eso signifique que tendrá que matarme. Nunca quise perderla, la había estado guardando hasta el matrimonio aunque eso no iba a suceder pronto.

—No, no, por favor. Yo... te pagaré con cualquier otra cosa. Él se rió oscuramente.

—Me encanta cómo piensas que tienes elección en esto. Ahora, llevemos esto a un lugar más privado —dijo, mirando por encima de mi hombro a los chicos detrás de mí.

—Llévenla al callejón —les ordenó.

—No, no... ¡esperen!

Los dos chicos a mi espalda comenzaron a arrastrarme hacia el callejón, Alex los guiaba y Weldon caminaba detrás de nosotros por si lograba liberarme y comenzaba a correr, lo cual había planeado hacer si me soltaba. Grité pidiendo ayuda pero no había nadie allí para ayudarme, cada auto que veía pasaba de largo sin pensar en detenerse para ayudarme. Podía verlos mirándonos a través de sus ventanas pero seguían conduciendo. Llegamos al callejón, me pusieron las manos detrás de la espalda nuevamente, Weldon chasqueó los dedos y le hizo una señal a alguien hacia Alex, lo cual hizo que él comenzara a moverse.

Se acercó a la mochila de Weldon y la abrió, sacando algo de ella antes de cerrarla nuevamente. No pude contener el sonido que salía de mi boca, dejé escapar los sollozos libremente, sin importar si me iba a golpear nuevamente. Simplemente no podía contenerlo más.

—P... por favor, no quiero esto —tartamudeé con una voz temblorosa.

Miré lo que Alex estaba haciendo, viendo una botella con algún tipo de líquido dentro y un trapo. Weldon lo tomó de él y me miró.

—¿Crees que me importa?

Abrió la botella y comenzó a verter el contenido sobre el trapo, le devolvió la botella a Alex y se acercó a mí con el trapo en la mano.

—¿Q... qué es eso? —pregunté vacilante.

—Oh, no te preocupes por eso. Solo estarás inconsciente mientras tomamos nuestro pago.

Antes de que pudiera reaccionar, me agarró del cabello y lo tiró, presionando el paño sobre mi boca y nariz. Mis gritos estaban amortiguados, haciéndome sentir impotente y traté de alejarme de ellos pero fue inútil. Eran diez veces más fuertes que yo y mantenían un agarre firme en mi muñeca y cintura.

Seguí intentando estirar mi cuerpo de maneras que los hicieran soltarme pero no tuve suerte. Solo fortalecieron su agarre más y más hasta que empezó a doler tanto. Comencé a sentirme mareada, casi aturdida y ya no podía mover mi cuerpo tanto. Mi visión empezó a volverse borrosa mientras miraba alrededor, dejé de gritar, sabiendo que era inútil. Comenzó un zumbido en mis oídos y escuché a Weldon hablar.

—Déjenla en el suelo.

Un segundo después, me sentí ser bajada lentamente al suelo, me voltearon y me colocaron de lado y mi cuerpo se sintió demasiado débil para levantarme y correr. Antes de que mi visión comenzara a desvanecerse, vi la figura de una persona de pie en la entrada del callejón, mirándonos mientras sacaba algo de su bolsillo pero no pude distinguir qué era. Justo entonces, mi visión se apagó completamente, haciéndome ver nada más que negro.