Capítulo 4
El sonido de sus labios succionando se mezclaba con la sensación eléctrica que recorría su cuerpo, haciendo que Catherine soltara un suave gemido. La mano de Philip se deslizó dentro de su ropa interior, moviéndose por su zona íntima, frotando contra su sensible clítoris.
Ella inmediatamente jadeó, la humedad entre sus piernas intensificándose.
Su mano se volvió resbaladiza por su humedad, sus dedos completamente empapados.
—¿Tan mojada? —susurró en su oído—. Mi mano está empapada.
Su rostro se sonrojó, sus manos descansando en sus hombros, sin saber si soltarlo o aferrarse más fuerte.
Pero no le dio tiempo para pensar antes de deslizar su dedo dentro de ella.
Su cuerpo se tensó como un arco, y luego añadió un segundo dedo.
Ella temblaba incontrolablemente, y los dedos profundamente dentro de ella hicieron que el cuero cabelludo de Philip se estremeciera de tensión.
¡Tan apretada!
—Relájate, relájate —la persuadió suavemente en su oído.
Sus dedos no podían retirarse, solo empujaban más profundo. Después de varias exploraciones forzadas, sus piernas comenzaron a temblar incontrolablemente.
Philip desabrochó su cinturón, bajó la cremallera, y un pene duro y grueso saltó.
Catherine temblaba aún más intensamente. Esta era su primera vez, y aunque estaba mentalmente preparada, su enorme pene todavía la asustaba instintivamente.
Su ropa interior fue empujada a un lado en silencio, y el grueso pene de Philip presionó contra su vulva húmeda y sensible, penetrando abruptamente.
El dolor de ser llenada hizo que sus ojos se abrieran de par en par, un bajo gemido escapó de sus labios.
Pero él continuó empujando más profundo, estirándola, incrustándose en su interior.
Ella lo abrazó con fuerza, inmovilizándolo. Philip susurró en su oído, diciéndole que se relajara.
Él la besó suavemente en los labios, su lengua explorando su boca. Bajo este beso seductor, ella gradualmente se relajó. Pero Philip de repente empujó hacia adelante con fuerza, incrustándose firmemente en su interior.
—¡Señor Foster!
Philip permaneció inmóvil, permitiéndole ajustarse lentamente.
—¡Philip, Philip!
Su cuerpo comenzó a temblar violentamente, los músculos en su interior contrayéndose y pulsando alrededor de él.
En la tenue luz, ella estaba empapada en sudor, su rostro enterrado en su cuello, murmurando suaves súplicas. En la atmósfera entrelazada con dolor y placer, ella lo escuchó preguntar cerca de su oído.
—¿Sedienta?
Antes de que pudiera responder, Philip la cargó, buscando agua por la habitación.
Con cada paso que daba, su cuerpo se hundía y se levantaba de nuevo, su pene caliente penetrando más profundo, como si intentara abrir su alma.
En esa corta distancia, ella alcanzó el clímax.
—¿Eso es todo lo que tienes? —susurró Philip en su oído con una risa.
Su mirada estaba desenfocada, incapaz de responder.
Pero sus ojos seguían húmedos, llenos de un encanto irresistible.
Philip sintió que se expandía más dentro de ella.
Sin dudarlo, tomó agua del refrigerador.
Sosteniendo el agua, la presionó contra la mesa del comedor.
Los tobillos de Catherine descansaban en sus hombros, su cuerpo doblado en forma de W.
La posición era tanto lasciva como sonrojante. Ella bebía el agua que él le daba mientras sus partes privadas expuestas soportaban sus embestidas implacables.
Todos sus gemidos eran tragados por su boca.
De alguna manera, la botella cayó sobre la alfombra, derramando agua por todas partes, mezclándose con las gotas salpicadas durante su vigorosa actividad.
Sus gemidos de dolor y placer continuaban sonando, y al mirar inadvertidamente hacia abajo, vio su grueso pene penetrándola violentamente a una velocidad imperceptible.
Catherine apartó la mirada, su rostro enrojecido, su corazón acelerado, pero Philip le abrió más las piernas, sus dedos rozando sus labios temblorosos.
Ella era como un durazno maduro, revelando su carne jugosa. Su ropa interior no estaba completamente removida, medio oculta, medio visible, su pene anidado dentro, su pequeña entrada aferrándose instintivamente a él.
Su sostén ya estaba roto, un obstáculo. Philip la levantó de nuevo.
En el sofá, contra el refrigerador, incluso en la encimera de la cocina.
Catherine sentía que él era como un hombre experimentando el sexo por primera vez, completamente insaciable.
Philip la besó, le agarró las caderas y la presionó contra su pelvis con una fuerza increíble.
Catherine se sumió en un aturdimiento, sus ojos nublados y desenfocados.
Ella yacía con las piernas abiertas, soportando su impacto implacable, convulsionando.
Su punta penetraba profundamente en ella, provocando, luego retirándose, los impactos repetidos como incontables hormigas arrastrándose sobre ella. Sus gemidos reprimidos se transformaban en impulsos primitivos, como una gata en celo, agudos pero delicados.
Como si lo instara a trabajar más duro, más profundo.
—Philip, más despacio.
¿Era realmente una sirena?
Philip la miró hacia abajo, su rostro enrojecido, sus ojos acuosos tanto seductores como embriagadores, completamente suya.
Aunque era su primera vez, ya sabía cómo atraerlo, su abrazo apretado lo volvía loco, sus ojos enrojecidos.
La presionó contra el sofá, le abrió las piernas en un ángulo imposible, embistió docenas de veces, luego se enterró profundamente dentro de ella.
Catherine solo podía describir toda la experiencia como "exhilarante."
Su cuerpo se sentía como si hubiera pasado por una tormenta, dolor y placer entrelazados, dejándola embriagada.
Cuando Catherine se sentó perezosamente en la cama, el sonido de la ducha provenía del baño.
Su piel suave brillaba bajo la luz.
Casualmente se cubrió con una manta, tapando las partes privadas y seductoras de su cuerpo.
Sus movimientos eran lánguidos, pero llevaban un encanto único.
Alcanzó su teléfono en la mesita de noche. La pantalla se iluminó, mostrando una notificación de un nuevo correo electrónico anónimo.
Catherine frunció los labios con interés, abrió el archivo adjunto del correo, preparándose para saborear su contenido.
En la foto, James estaba sin camisa, su cuerpo cubierto de marcas apasionadas.
Deslizó hasta el final del correo, leyendo el mensaje: [Él no te ama en absoluto, ¿por qué sigues aferrándote a él?]








































































































































































































